El hotel lo había elegido por Internet, no solo por tener
buenas instalaciones, sino por estar en una zona apartada de la ciudad, se
aseguró que todas las habitaciones tuvieran un espejo de cuerpo completo, y un
tocador amplio donde poder producirse con comodidad.
Al ingreso no tuvo problemas, como era de esperar, se
acreditó, solicitó la habitación reservada y un botones le acompañó portando su
equipaje, dos maletas rosadas, mientras subían en el ascensor pensaba si el
botones sentiría curiosidad por esas maletas tan femeninas en poder de un
varón, o si quizás el muchacho estuviera acostumbrado a estas situaciones, lo
observó disimuladamente y no pudo descifrar el misterio dada la cara neutra que
presentaba, en todo caso, pensó, cuando me vea salir del hotel va a salir de
dudas, y como para asegurarse que el chico pensara en el asunto, en el momento
en que las puertas se abrieron el salió antes que el mucho y caminó unos
metros, contoneandose muy sutilmente y mostrando su trasero, sabiendo que bajo
su pantalón se marcaba la tanguita que tanto amaba.
Caminaron hasta que el botones se detuvo frente a una
puerta:
- Esta es la habitación, señor.
El “Señor” sonó casi como interrogación y los ojos del
muchacho lo recorrieron de cabeza a piés.
El muchacho abrió la puerta y entro con las maletas, luego
el pudo ver que todo era tal cual lo imaginaba, antes de despedir al muchacho
observo el espejo y el tocador, todo estaba en orden. Despidió al muchacho
luego de agradecerle y darle una propina.
Una vez solo, se paró frente al espejo, se miró y le tiró un
beso de despedida a esa figura semimasculina que lo observaba. Se quitó toda la
ropa exterior, quedándose solo con la ropa interior femenina y luego se puso a vaciar
las maletas, tratando de colocar todo según sus planes, mientras hacía esto pensó
que nunca mas debería pensar en si misma en masculino, desde ahora siempre
sería femenina, hasta en sus pensamientos.
Ordeno todo cuidadosamente, puso el estuche de maquillaje
sobre el tocador, encendió las luces y probó la silla. Puso la ropa sobre la
amplia cama, había traido pantalones, polleras, vestidos, blusas, hasta una
capita corta y con flecos, una variedad de ropa interior, pantis enterizas y
medias para portaligas con sus ligueros, varios soutiens, dos juegos de
prótesis de silicona para los senos, 4 pelucas de distinto de distinto peinado,
todas de color castaño, por que era su favorito, una adorable cajita dorada con
toda su bijou, 2 pares de zapatos de tacón alto, unas sandalias con taco chino
y unas chatitas con adornos, y por supuesto el estuche de sus amados juguetes:
consoladores, plugs, cremas, vibradores, preservativos, cinta adhesiva, su
chonchero, no faltaba nada.
Luego de ordenar todo meticulosamente, se desnudó y camino
descalza contoneandose como una gata en celo hasta el baño, tomó una pera para
enemas y se inoculó agua tibia en el trasero hasta sentir que estaba colmada su
capacidad, mientras esperaba el efecto se lavó los dientes meticulosamente,
cuando la presión del agua comenzó a ser considerable la liberó junto con todo
lo que la correntada arrastró, luego procedió a inundarse nuevamente, se metió
bajo la ducha y se lavó, nuevamente liberó el tibio líquido, y por tercera vez llenó
su trasero pero esta vez agregó un líquido especial para este uso, con aroma a
duraznos y que prometía suavizar y proteger de eventuales infecciones internas,
se quedó disfrutando el agua tibia que corría por su cuerpo hasta que el tercer
tsunami anal se produjo y se aseguró de eliminar hasta la ultima gota, se
enjuagó la cola, y finalmente se sintió adecuadamente limpia por fuera y por
dentro.
Luego de secarse embadurnó todo su cuerpo con una crema
suavizante, esta maniobra de ir untando y acariciando todo su cuerpo la excitó
bastante, sobre todo por que lo hizo frente al espejo, observándo su cuerpo totalmente
depilado. Tuvo cuidado de no engrasar la zona donde debería aplicar la cinta
adhesiva para encerrar sus atributos y tampoco donde se adherían los senos
postizos.
A continuación tomó un cateter de recolección de orina, una
especie de condon corto con un tubito en la punta y con adhesivo en la base, se
lo colocó teniendo especial cuidado que el adhesivo no permitiera pérdidas
indeseadas, el tubito de goma era como de 20 cm de largo, estiro su pene hacia
atrás y con cuidado marcó con el dedo el lugar en que el tubito llegaba al
borde de su ano, luego lo trajo nuevamente hacia delante y lo cortó unos
centímetros antes que el lugar indicado. Con trocitos de cinta adhesiva
especialmente resistente al agua fue sujetando su pene bien tirante hacia
atrás, con delicadeza introdujo sus testículos en el abdomen y sujeto la piel
de la bolsita ahora vacía con mas cinta, plegándola hacia adentro de forma de
achicar el bultito resultante todo lo posible. Luego de cortar a la medida
adecuada y con una forma casi ovaladoa un trozo de cinta adhesiva color piel,
la colocó tapando todo lo anterior, logrando de esta forma disimular el pequeño
paquetito, se observo en el espejo, su pubis lucía totalmente asexuado, separó
sus piernas para observar mejor, era un trabajo perfecto, la cinta no se
diferenciaba de su piél. El largo tiempo de práctica rendía ahora sus frutos.
Una vez que terminó la tarea de ocultamiento, tomó un
preservativo anal, que es como un preservativo pero algo mas rígido y con forma
de fuelle, en la punta cerrada tiene un aro elástico que permite introducirlo
deformado y una vez liberado en el interior se expande para evitar que se pueda
salir el preservativo, el fuelle es para permitir que este aro pueda internarse
en las profundidades y así recibir como corresponde a los invitados. En la
parte abierta tiene como una arandela con autoadhesivo para adherirlo en
derredor del ano, de esta forma queda adecuadamente sujeto para cumplir su
función aún ante los embates mas violentos. En la parte inicial el material es
mas fino para no amortiguar las sensaciones del portador y también tiene unos
anillos de goma que aprietan a los intrusos de forma de aumentar su placer al
vencerlos.
Con cuidado introdujo
el aro de la punta en su interior, con mucho cuidado, fue una maniobra
complicada por que el preservativo estaba todo lubricado pero debía tratar de
no lubricar la zona donde luego pegaría la parte externa, de repente el aro
escapó de entre sus dedos y sintió como se perdía en su interior, se fue
llevando el fueye hacia las profundidades, pensó que se iría completo, pero
pareció llegar a un tope, quedó solo el área con adhesivo fuera. Antes de
quitar el papel protector, pasó un algodón con alcohol por la zona para
eliminar cualquier tipo de grasitud que inutilizara el adhesivo, tomó un tubito
flexible de unos 10 cm que tenía preparado al efecto y lo insertó entre el
preservativo y la pared de su ano, dejando afuera unos 4 cm, luego quitó el
protector y adhirió el borde del condon alrededor de su ano, dejando la punta
del tubito fuera y tratando de seguir todos los pliegues de su florcita,
finalmente palpo todo con cuidado y estuvo conforme con el resultado,
nuevamente la experiencia y el hecho de que el adminículo estuviera muy bien
diseñado ayudaron a este buen resultado.
Para terminar con esta etapa tomó la punta del cateter y le acopló unos tubitos
con forma de Y griega, con un botoncito en la intersección, este botón servía
para decidir si el fluido originado en el pene salía al exterior o se
introducía en el ano, por medio del tubito colocado al efecto, tomó un trocito
de cinta adhesiva transparente y sujetó la punta libre del cateter sobre el
borde del preservativo. Oprimiendo el botoncito podría decidir si el fluido que
expeliera su penecito oculto saldría hacia atrás y empaparía su ano (en ese
caso así estaría obligada a orinar sentada y limpiarse la colita luego de
hacerlo) o por el contrario todo iría hacia su interior (cuando surgiera su
esperma este lo inundaría y además en caso de que se excitara mucho podría
evitar manchar su ropa con sus jugos enviandolos tambien hacia adentro, de paso
se autolubricaría).
Se puso en pié y se miro en el espejo, realmente no se
notaba para nada el sofisticado dispositivo que se había instalado, todo era
color piel y de una textura parecida a la piel de la zona, inclusive se puso en
puntas de pié y abriendo sus nalgas con sus manos observó su trasero, quedando muy satisfecha
con el resultado, mientras hacía esto sentía como la sensación de tener el
preservativo insertado se disipaba paulatinamente. Solo palpando con cuidado se
notaban los tubos y el borde del preservativo, pues ambos eran muy suaves y
flexibles, pensó que si alguien palpara así esa zona sería por que ya había
caído en la red o por que sería un médico y en ninguno de los dos casos ella se
haría problema.
Llegó el momento clave de toda esta etapa: que ropa luciría
en este nacimiento? Se paró frente a la cama cubierta de prendas y trato de
imaginarse vestida con cada combinación posible, meditó un rato, sabía que lo
mejor era no estar demasiado llamativa, pero tampoco quería parecer una
reprimida, necesitaba un equilibrio, sugerente pero no regalada, pensó que ese
era una situación muy común para una mujer, y esto la hizo sentirse mas
femenina y le ayudo a decidir:
Primero: iría con faldas, por ser la prenda femenina por
antonomasia,
Segundo: nada de negro, era un nacimiento, una nueva vida
para ella, nada de oscuridad, por mas que ya estaba anocheciendo, iría colorida
y con colores femeninos: rosa, lila, suaves, delicados, como ella se sentía.
Tocó el botoncito de control en su trasero para asegurarse
que estaba en la posición en que los fluidos que emitiera fueran nuevamente
introducidos en su cuerpo, de esta forma evitaría manchar la tanguita blanca que
se colocó, le quedaba bien ajustada, con la parte trasera bien calzada en su
rayita, luego frente al espejo se colocó las tetas de silicona, cuidando que
estén en su lugar correcto y bien simétricas, estas le parecieron algo grandes,
pero sabía que así lucírían mas reales y atractivas, tenían unos pezones bien
marcados y prominentes, balanceó su torso y observó como se bamboleaban
mientras sentía el peso en el pecho, le pareció bastante natural el movimiento,
pensó en los dolores de espalda que tendrían las mujeres muy tetonas. Tomó un
Soutien en juego con la tanga y se lo colocó, nuevamente observó el espejo y la
imagen le resulto satisfactoria.
Se colocó una suave bata de toalla de las que ofrecen en los
hoteles y comenzó a pintarse las uñas de los pies, las tenía bien limadas y
cuidadas desde antes, eligió un rosa tipo Barbie, algo fuerte, pero eso era lo
que quería mostrar: era una mujer, bien femenina. Terminada la tarea en los
pies comenzó con las manos, le hubiera gustado lucir uñas largas, las tenía
apenas unos milímetros mas que lo normal, pero no sabía trabajar con las
postizas y no quería arriesgarse a que quedaran mal, en todo caso ya le
crecerían, además con el color elegido se notaría perfectamente que estaban
bien esmaltadas y cuidadas. Luego de esperar un rato a que secara la laca rosa,
aplicó una segunda capa, esta vez transparente y con delicados tonos
iridiscentes blancos, rosas y lila. Se observó y sintió como que algo le estaba
creciendo dentro, sintió ganas de llorar, pero se contuvo, sabia que no era
momento de emocionarse en demasía, debía ser una mujer suave y delicada, pero
fuerte.
Una vez seca esta segunda capa de laca, comenzó la tarea de
maquillarse la cara, primero una base, un poco de corrector para disimular
alguna sombrita de barba que aunque tenue podría existir, luego los labios, en
un rojo vivo de base y sobre este una capa transparente con iridiscencia
similar a la de las uñas, los ojos: párpados en rosa y lila, suaves, delineador
en las cejas y máscara en las pestañas, con ellas era como con las uñas, le
hubiera gustado usar unas espectaculares pestañas postizas, pero como no sabía
hacerlo tuvo que conformarse con lo que la naturaleza de diera, de cualquier
modo sus pestañas estaban bastante bien y con el maquillaje lucían óptimas. Un
poco de rubor, luego con el pincel esfumarlo y observó el conjunto: nuevamente
estuvo complacida, no sería una maquilladora profesional pero era un trabajo
decente, no quiso tocar nada aunque le pareció que podría mejorar algunos
detalles, sabía que era más probable que arruinara todo lo que había logrado.
Poco a poco el espejo le devolvía la imagen de una mujer,
una nueva mujer, pero ahora le faltaba algo fundamental: el pelo. Se colocó una
media de red con un nudo en la parte alta de la cabeza, el sobrante de las
piernas lo pasó alrededor de su cabeza y lo ató detrás, luego colocó la peluca
elegida con cuidado y con unas horquillas largas la sujetó firmemente, como
aprendiera a hacer viendo páginas de Internet. Nuevamente observó el conjunto,
estaba a la altura de las circunstancias, la mujer que la miraba desde el
espejo tenía un pelo castaño largo hasta los hombros, con grandes ondas, las
orejas algo descubiertas, algo largo en la nuca y una onda que le tapaba parte
de la frente, con un cepillo se termino de ordenar el pelo, luego sacudió la
cabeza, para asegurarse que no se moviera su peluca y para sentir su melena.
Se tocó el trasero para asegurarse que todo estaba en su
lugar, palpó la tanga y corriendo un poco la tirita de la cola pudo tocar el
presevativo firmemente adherido a su ano, este se había acostumbrado a ese
intruso tan delicado y solo tocándolo podía asegurarse que aún estaba en su
lugar.
Luego de acomodarse cuidadosamente la ropa interior tomó un
liguero blanco lleno de voladitos y puntillas y se lo colocó en la cintura,
luego unas medias de ligas color natural, que se quedaban en su sitio gracias a
unas bandas engomadas que tenían en la parte superior, pero igualmente las
sujetó con los broches del liguero, luego se contoneó para sentir esas tiras
custodiando su tanguita, a continuación una blusa rosa pálido con un cuello
grande, que en el frente terminaba cruzando sobre el escote, abrochó
trabajosamente los botones forrados en seda, todavía no se acostumbraba al
cambio de lado de ojales y botones, luego le tocó el turno a una pollera de un
rosa subido, tipo plato, apenas sobre la rodilla, un cinturón blanco, elástico
y ajustado sirvió para acentuar y feminizar su figura. Al observarse en el
espejo notó que la blusa transparentaba el soutien y dejaba notar los pezones y
la pollera no disimulaba las tiras del liguero, lo primero no le pareció mal,
pero lo segundo si, así que se quitó la pollera, se puso una enagua, rosada
también, que traía por si acaso, luego volvió a colocarse la pollera, y las
tiras casi desaparecieron, el efecto era el
deseado: había que observar con cuidado para notar que llevaba liguero.
Para calzar eligió unos zapatos blancos, clásicos, con tacón
mediano. Una vez calzada ya solo faltaba la bijou: aros, colgante y pulsera en
juego dorados con piedritas lila, el anillo matrimonial lo guardo en un
estuchecito que introdujo en su cartera.
Estaba lista, por un largo rato observo a esa mujer del
espejo, caminó, de frente y de espalda, distintas poses, movimientos, tratando
de acostumbrarse a su nueva figura.
Mientras se miraba decidió que era buen momento para probar
su voz femenina, carraspeo, se sirvió agua, tomo un par de traguitos, y comenzó
a cantar, hace un tiempo había decidido hablar en voz baja para disimular mejor
su voz de hombre, que afortunadamente no era particularmente grave, y para
practicar cantaba, cantaba canciones tontas, en voz baja, casi inaudible,
tratando de impostar una voz lo mas femenina posible: dos elefantes se
balanceaban….
Paso otro rato, miró el reloj y no había problema, todavía
tenía una hora antes de tener que finalizar esta etapa, y faltaba algo
importante.
Tomo el estuche de los juguetes y los desparramó sobre la
cama, los miró atentamente y seleccionó un plug mediano, color rojo, inflable,
y con una cavidad para el vibrador, tomó el vibrador de control remoto y su
control, probó su funcionamiento y luego lo colocó en el orificio destinado a
el que había en la base del plug, luego tomo el embolo y lo infló un poco, lo
desinflo y volvió a inflarlo pero mas, luego con cuidado desconecto la
manguerita del plug mediante una válvula que tenía para este fin, comprobó que
no tuviera pérdidas, luego oprimió el centro de la válvula con el dedo y el
plug se desinfló, esto era una medida de seguridad para casos de emergencia.
Volvió a conectar la manguerita e inflo el plug lo
suficiente para que se mantuviera firme, luego lo unto con lubricante y lo dejó
paradito sobre el tocador, listo para cumplir con su deber. Se dio vuelta,
subió la parte trasera de su pollera y deslizó hacia un lado la tira de la
tanguita, tomo una gota del lubricante y la unto sobre el preservativo que
protegía su entrada posterior, luego tomo el plug, y lentamente, sintiéndolo
penetrar, lo ubico en su sitio, cuando estuvo clavado a fondo, tomo la perita
de goma y comenzó a inflarlo, lo hizo lentamente, sintió como ocupaba su
interior, siguió inflando hasta que sintió una leve molestia, entonces desinfló
un poco, y así se quedó un momento, acostumbrándose, luego tomo la parte
externa del plug y tiro hacia fuera para comprobar si se resistía a abandonar
su nido, y así ocurrió, no pudo sacarlo, probó otro tirón, un poco mas fuerte y
tampoco salió, decidió que esa presión era la adecuada.
Volvió a acomodar su ropa interior, su enagua, su pollera, y
camino unos pasos dentro de la habitación, sintiendo, analizando esa sensación
inquietante en su trasero.
Se dirigió al baño y allí realizó la prueba final del plug,
se subió la pollera y la enagua, se bajo el portaligas y la tanguita, coloco la
válvula del colector de orina en “exterior” y se sentó a orinar en el inodoro,
como tenía previsto sintió el tibio líquido dorado mojando su trasero y luego
lloviendo desordenadamente, su intestino como es normal en esa situación pujó
para expulsar al intruso, pero no pudo, a pesar de que relajó sus esfínteres
para que pudiera escapar, el juguete no logró liberarse. Finalizada la
expulsión de orina, tomó bastante papel higiénico y se seco el trasero,
tratando de que saliera todo el líquido que pudiera quedar en el cañito, luego
sentado sobre el bidet se lavó a fondo la zona, incluido el plug, se secó, se
untó una crema para evita irritaciones y se amaso el trasero hasta que su piel
absorbió toda la crema, luego se echó un poco de talco perfumado a lavanda,
quitó el excedente, acomodó toda su ropa, se acercó al espejo, con un cepillo
ordenó algunos mechones rebeldes, y luego de mirarse atentamente decidió que
estaba lista.
Le tomó un rato controlar su cartera: primero tomó de su
pantalón su portadocumentos y su billetera, los vació y los arrojó al cesto de
basura, eran de hombre. Tomo documentos y dinero y los puso en una linda
billetera rosa, con florcitas, que procedió a guardar en la cartera, luego fue
el turno del control remoto del plug, lo probó un par de veces, encendió y su
culo vibró, mas potencia, su culo vibró mas violentamente, se escuchaba
perfectamente el ruido, bajo el nivel y su culo se relajo mientras ronroneaba,
el aparato tenía varios programas, y entre otras cosas podía funcionar
siguiendo al sonido, programo ese efecto, aplaudió y su culo vibró, ya estaba
pensando en poner música para disfrutar el juguete, pero recapacitó, apago el
vibrador y guardó el control en su cartera. Colocó los cosméticos que consideró
necesarios tener a mano en otro empalagoso estuche rosado con florcitas y lo
guardó, en uno de los bolsillos de la cartera puso dos cajas de preservativos y
dos frasquitos de lubricante. Para terminar de completar lo necesario agregó un
par de pañuelos, por supuesto rosa y con encajes, y un frasco de su perfume
preferido, no sin antes colocarse una buena ración en los lugares claves del
cuerpo: tras las orejas, en la nuca, entre sus tetas silicónicas, en los
sobacos y muñecas, en el pubis y en la raya de la cola, en rodillas y empeine
de sus pies, realmente apestaba con tanto perfume, pero sabía que en un rato
esa intensidad decaería.
Con el bolso listo, comenzó la tarea de poner toda la ropa y
elementos sobrantes en las valijas, no tenía apuro, así que se tomó el tiempo
para doblar y acomodar cada prenda adecuadamente, mientras hacía esto sentía la
presencia en su trasero que ya estaba entregado y había decidido dejar de
intentar expulsarlo, iba y venía tratando de caminar, contoneándose sobre sus
tacos, la cabeza erguida, sacando pecho y con la cola bien parada, un píe
delante de otro, tomando las cosas con movimientos delicados, como si sus manos
fueran de seda, mirándose al espejo cada vez que podía.
Luego de revisar todos los bolsillos hizo un bollo con toda
la ropa que se había quitado y la metió en una bolsa que introdujo en una de
las valijas, llevó las toallas al baño y controló que no hubiera olvidado nada,
que nada estuviera fuera de lugar. En el momento en que tomaba el teléfono para
pedir al botones que viniera en su ayuda y poder retirarse, recordó las llaves
del auto, donde estarían?
Comenzó una búsqueda frenética, esta situación bastó para
que se desatara una tormenta en su mente. Sería siempre así de estúpida en su
nuevo rol de mujer? Por estar pensando en ropa, maquillaje y su culo cometería
permanentemente errores tan graves? Casi había salido de la habitación y ni se
había acordado de las llaves del auto, algo imprescindible y que era
imperdonable olvidar, que podría arruinar todo su plan, o peor que podría
hacerla terminar hasta en la carcel si la policía llegara y la viera tratando
de abrir un auto sin las llaves así trasvestida, sus pensamientos se hundían
cada vez mas profundo…
A pesar de la crisis volvió a mirarse al espejo, ya lo tenía
incorporado, era automático, y cuando se vió se asustó, se vio horriblemente
fea, esto la aterró mas que la falta de las llaves y se quedó clavada
mirándose. Tan automáticamente como se había mirado al espejo, sin pensarlo,
cambió la cara, entonces vió una mujer con una cara de alegría simulada, mas
fea que la anterior, eso la hizo volver a la realidad y recapacitar: no podía
permitirse otra crisis como esta, no quería sufrir ni verse tan horrible, pensó
que solo eran unas llaves y que seguramente estaban dentro de la habitación,
que no había por que reaccionar con tanta histeria por eso, seguramente era
fruto de toda la situación, a pesar de la su calma aparente en el fondo había
otra cosa, finalmente el volcán estalló, aún estaba a tiempo de salvar la nave.
Lentamente miró en derredor, no vio las llaves, se agachó lo
mas femeninamente que pudo y miró bajo las camas, tampoco, le tocó el turno a
las maletas: abrió una y tratando de mantener la calma comenzó a vaciar su
contenido y entre su ropa interior estaba el dichoso llavero! Su alma volvió al
cuerpo, guardo las llaves en su bolso, y mientras volvía a ordenar todo pensaba
que había tenido una buena lección.
Una vez que estuvo todo nuevamente en su lugar, controló
maquillaje y vestimenta, arreglo lo necesario y ahora si pudo llamar al
botones, con un susurro casi inaudible pidió que viniera en su ayuda pues ya se
retiraba. Mientras hablaba por el teléfono notó que su ano apretaba fuerte y
soltaba el plug, penso que ese juguete sexual estaba cumpliendo la misma
función que el chupete o el dedo de un bebé, estaba calmando su ansiedad, sus
nervios, con un objeto metido no en su boca sino en su cola. Pero en todo caso,
si bien no era una beba, sintió que era una mujer recién nacida.
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