Finalmente llegó el momento tan esperado. Lo
tenía todo planeado, hasta el más mínimo detalle, lo venía pensando hace
tiempo, durante largas noches de deseos inconfesables y frustrados.
No sabía cual era el momento real en que apareció
esta loca idea en su cabeza, mas bien fue creciendo, alimentándose de otras
ideas, poco a poco fue tomando forma y en un momento dado salió a la luz, es un
decir, si su idea realmente saliera a la luz el moriría de vergüenza o miedo o
algo por el estilo.
Al principio y en varias ocasiones, mientras
evaluaba posibilidades y sumaba detalles, la excitación superó su límite y unos
incontenibles orgasmos lo estremecieron, y no siempre fue mientras cavilaba
acostado en su cama, con su esposa durmiendo a su lado, o mientras pasaba el
tiempo durante un descanso laboral, no, varias veces estalló en situaciones muy
incómodas.
Una vidriera que mostraba lencería excitante o la
marca que una ajustada tanga producía en el trasero de una señorita, eran
disparador suficiente para que su ropa interior quedase irremediablemente
manchada, con el riesgo de que la humedad la superara y brotara en el pantalón
un lamparón delator, o que alguien con un olfato delicado notara el aroma que
su entrepierna emitía.
En alguna ocasión esta incontenible avalancha lo
superó en medio de sus compañeros de trabajo, en una reunión familiar o
inclusive una vez durante una conversación con su jefe, pensó que el problema
era que su mente funcionaba en estéreo, en dos canales separados, recibía los
datos del exterior, los analizaba y elaboraba, y luego el camino se bifurcaba,
por un lado su cerebro funcionaba de acuerdo a lo que podríamos llamar la vida
normal, si ese tipo de vida existiera, y por el otro lado la idea fija.
Cualquier detalle podía convertirse en disparador,
y el estaba atento a todo lo que pudiera sumar a su idea. Llegado a esta
situación, que lo superaba y amenazaba no solo su vida en sociedad sino también
la realización de sus ocultos planes, decidió tomar el toro por las astas y
solucionar el problema: debería lograr un adecuado autocontrol de sus
eyaculaciones, para eso buscó y leyó todo lo que tuvo a su alcance sobre el
tema y llegó a la conclusión que si bien lograría el control deseado, eso le
insumiría un determinado tiempo, así que en el intermedio decidió asegurarse
que si sus efluvios volvían a salirse de control no fueran notables para sus
congéneres.
Luego de pensar un rato y analizar algunas
posibilidades: usar pañales para adultos, ponerse un preservativo sujeto a su
pene con cinta adhesiva, inclusive probó usar un apósito femenino sujeto a la
bombachita que siempre vestía bajo su traje de burócrata impecable. Pero
la solución que mas adecuada le resultó fue comenzar a usar ropa interior de
latex, obviamente femenina, tangas, cola less o bikinis pero siempre de latex y
bien ajustaditas, así no salía ni una gotita ni un aromita durante el tiempo
necesario para ir a higienizarse sin despertar sospechas.
El contacto de este material con su piel trajo un
premio adicional de sensualidad y hacer lo prohibido a escondidas. No pasó
mucho tiempo hasta que descubrió las bombachas de latex con consolador
incluido, con o sin vibrador, macizos o inflables, a todos los degustó y evaluó
su desempeño.
Solucionado este problema pudo seguir
planificando el tema sin temor a contratiempos, entretanto practicaba distintos
ejercicios para controlar su voluble eyaculación. Algunas de sus tácticas
fueron:
-Mientras hacía el amor con su mujer trataba de
aguantar hasta mas no poder, eso a ella le abrió las puertas a un nuevo mundo
de placeres, ya que su “nuevo” marido se esmeraba en excitarla y hacerla llegar
al climax todas las veces que pudiera y el seguía y seguía jugando por horas,
mientras ella ya estaba totalmente satisfecha, cosa que rara vez ocurría antes
del cambio. El también disfrutó mucho mas y por supuesto la relación de la
pareja se vio enriquecida, al punto que el pensó en abrirse totalmente a su
amada esposa, pero el temor a perder lo que con tanto trabajo había conseguido
logró que callara y continuara con su secreto a cuestas.
En ocasiones el gustaba de masturbarse,
preferiblemente a solas, así que durante estas sesiones de onanismo decidió
usar consoladores, vibradores, bolas chinas y todo tipo de adminículos que lo
excitaran en extremo, pero con la condición de no dejarse vencer por el orgasmo
durante sesión, nuevamente el esfuerzo tuvo sus beneficios y aprendió mucho
sobre donde y como usar sus juguetes para lograr placer pero sin exceder su
límite, así logró tener largos lapsos de excitación, inclusive estuvo caliente
por días, lo que le trajo un problema colateral.
Si bien no estaba muy dotado, al contrario, su
pene erecto era detectable bajo su pantalón y además se escapaba de las
bombachas que adoraba utilizar y resultaba incómodo y antiestético. Para
solucionar este problema probó nuevamente algunas alternativas: se fabricó un
“conchero”, al mejor estilo de las vedettes de baja categoría, con un trozo de
pelota de goma, este adminículo sujetaba el pene hacia atrás y los testículos
metidos en su cavidad abdominal, y el artefacto se quedaba en su sitio por la
presión que ejercía sobre el la ajustada prenda interior. Esto le resultó mas o
menos adecuado, pero en ocasiones se volvía incómodo, por que un trocito
de prepucio o escroto podía ser pellizcado por el borde del conchero, esto era
bastante molesto.
Luego ideó una forma de sujetar su pene en una
posición inofensiva: uso cinta adhesiva, probó varios tipos de cintas y de
“empaquetados” y paulatinamente logró un resultado aceptable, era soportable,
hasta excitante tener todo sus atributos bien sujetos y escondidos, además le
encantó su apariencia al verse en bombacha frente a un espejo, su pubis pasaba
perfectamente por uno femenino, el sistema solo tenía un inconveniente: era
necesario mantener toda la zona depilada permanentemente por que caso contrario
los pelitos se pegaban a la cinta y se complicaba sobremanera la tarea de
desarmar el paquete y además resultaba doloroso arrancar la cinta con los pelos
adheridos.
Pero no estaba mal andar depilado, y ya que
estaba comenzó a depilar el resto de su cuerpo, eso le venía de perillas para
su plan.
Así pasó el tiempo, el aprendía, probaba, y
sumaba detalle tras detalle a su creación, pensó en todo, el asunto implicaba
dar placer a todos sus sentidos, así que pensó en todos: música adecuada para
su oído, iluminación, colores, espejos, para su vista, bebidas y alguna
golosina para su gusto, que aroma de sahumerio sería el adecuado para su
olfato, texturas para su tacto, eso era un tema fundamental, hacía mucho que
había notado que las telas con las que se elaboran las prendas femeninas tienen
una suavidad, una adherencia, una elasticidad, distintas a las usadas en las
masculinas, mucho mas sensuales y agradables.
Otro aspecto importante que tuvo que detallar fue
como satisfaría a su ano, este se había vuelto adicto a estar ocupado y era muy
exigente, así que le costó bastante encontrar un juguete adecuado para ocupar
ese lugar durante un momento tan especial, uno que tuviera suficiente volumen
para ser intrusivo, inclusive un poco violento, pero que luego de introducido
se volviera cómodo para tenerlo durante un tiempo, que estuviera presente pero
sin molestar, y por supuesto que no tuviera el atrevimiento de escapar de su
prisión sin permiso, además debería tener vibrador, preferiblemente de buena
potencia y con control remoto sin cable, le costó pero finalmente consiguió el
artefacto adecuado, lo probó y quedó maravillado por su desempeño.
En su cabeza se fue completando una imagen: la
ropa que usaría, el ambiente, el lugar, el tiempo, el desarrollo de la acción,
todos los huecos lentamente se fueron completando.
En la etapa final el tiempo parecía estirarse,
cada día, cada hora, y hasta cada minuto se volvieron inacabables, se había
propuesto no hacer una cuenta regresiva, pero inconscientemente la hacía, hasta
que finalmente llegó el día.
La cosa sería al atardecer, era un día no
laborable y había decidido dormir un poco más de lo acostumbrado para estar mas
descansado, pero no pudo casi dormir, estuvo cavilando toda la noche, sin poder
detener su mente ni un minuto, así que apenas aclaró se levantó y comenzó con
los preparativos, a partir de ese despertar comenzaba lo planeado, se duchó,
mientras controló el estado de su depilación y repasó algún detalle, luego se
vistió con todo esmero, un conjunto deportivo, por supuesto la ropa interior
era femenina y bajo el buzo llevaba un soutien, aunque uno deportivo para que
no se notara bajo su ropa, se peinó y limó sus uñas con cuidado, ya la
adrenalina comenzaba a fluir en su interior. Luego desayunó jugo y unas pocas
galletas, ese día poca comida y muy liviana. A continuación controló el
contenido de dos valijas que hacía tiempo venía completando y controlando, a
escondidas y en absoluto secreto, así que no tuvo sorpresa alguna, estaba lo
planificado y no faltaba nada.
Todo esto lo pudo hacer sin molestias y en
completa soledad por que su esposa había ido a visitar a su madre, esto también
lo tenía planeado, el le sugirió esta visita y la pudo convencer sin mucho
problema, quedaron que se encontrarían a las 21 horas para cenar en un
restaurant del que eran visitantes habituales.
Llegado el mediodía almorzó frugalmente, como
estaba planeado, y luego simplemente se sentó en su sillón preferido a tomar la
decisión final.
Se había dado ese tiempo, desde el fín del
almuerzo hasta las 17 horas, momento en que tendría que salir hacia el lugar
donde cumpliría su plan, para meditar con toda tranquilidad y tiempo sobre lo
que estaba por hacer, había determinado que una vez que tomara la decisión
final, copiaría un texto que tenía preparado ex profeso, lo pegaría en un mail
y lo enviaría a un sitio que a su vez lo reenviaría a todos sus contactos, o
sea sus familiares, amigos, compañeros y todo el que tuviera alguna importancia
en su vida, el sitio lo reenviaría a todos ellos durante la noche, a partir de
las 0 horas del día siguiente, y además el servicio de reenvío tenía una
particularidad: una vez que el enviara el mensaje original ya no tendría forma
de anular todo el resto de reenvíos, o sea que cuando el tomara la decisión no
habría vuelta atrás o si lo intentara sería un completo desastre para el.
Como le ocurrió durante la noche no pudo lograr
con facilidad lo planeado, su mente se distraía del tema importante, el
intentaba enfocar el asunto desde distintos ángulos, como lo había hecho mil
veces, pero ahora se desviaba por cualquier detalle, y le costaba volver a
encontrar el camino. Así fue pasando el tiempo y una molesta inquietud comenzó
a invadirlo, matando el efecto de la excitación y su adrenalina, intentó pensar
en aspectos placenteros y sensuales, pero no funcionó, su mente se perdía en
una masa gris temblorosa, húmeda, llena de ideas tan inútiles como pegajosas, y
dado que el tiempo es inexorable, se acercaba al momento decisivo sin poder
tomar decisión alguna.
Repentinamente se puso de pié, se acercó al
espejo y luego de mirarse a los ojos a si mismo por unos minutos, dijo en alta
voz: adios, es la última vez que me veo, no te odio ni te amo, por eso te dejo,
espero que me valla bien, suerte.
Se dirigió a su escritorio donde la compu lo
esperaba encendida, copió el texto, lo pego en el mail y con mano decidida,
pero sudando frío apretó el enter, y el siguiente mensaje salío disparado a la
velocidad de la luz:
------------------------------------------------
Hola a todos, y adiós.
Este es el último mensaje que recibirán de mi,
Rubén.
Quiero que sepan que les agradezco a todos todo
el amor, comprensión y apoyo que me brindaron.
Y que gracias a esos invalorables regalos que me
ofrecieron es que me atrevo a hacer lo que estoy haciendo.
A partir de este momento seré Norma, su nueva
amiga,
y espero no ser muy egoista al pedirles que me
sigan queriendo en esta nueva vida,
aunque muchos se que no me comprenderán, por lo
menos inicialmente.
Ya los iré contactando individualmente para
volver a conocernos, no quiero perder ni a uno solo de todos ustedes.
Besos y gracias.
Norma
-------------------------------------------------
Tomó las dos maletas, las puso en el auto, y
salió rumbo al hotel que tenía reservado, en ese cuarto se produciría la magia:
el desaparecería para siempre y renacería como ella.
Luego iría a la cita con su esposa, le pareció
adecuado que ella fuera la primera en conocer personalmente a Norma.
Por dentro sentía una libertad y
una plenitud que nunca creyó posible, y en el camino se dió cuenta que aunque
no todo saliera como había planeado, que no estuviera perfectamente producida
como mujer, que se olvidara o rompiera algo, nada de eso tendría importancia,
ella volaba y no pensaba aterrizar hasta que sus nuevas alas no la pudieran
sostener en el aire.
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